Arquitectos

Arrokabe Arquitectos:

Óscar Andrés Quintela

Iván Andrés Quintela

Colaboradores

Francisco Fernández Novas (Arq. Téc.)

Fotógrafo

Luis Díaz Díaz

Situación

Santa Eulalia de Oza, A Coruña

Fin de obra

01/03/2015

Fabricante de teja

Cerámica Varea

 

En esta obra se ha valorado que la cubierta haya formado desde el origen del proyecto un papel fundamental en la geometría del edificio. El resultado volumétrico responde con simplicidad a la adecuación del programa con la topografía de la parcela, pero no se ha renunciado a que la construcción de planos, remates y aleros de la cubierta sean lo más funcional posible.

 

La vivienda se resuelve en una sola planta con una única cubierta a tres aguas que sirve tanto para la parte cerrada como para los espacios exteriores abiertos, incluido el garaje.

El garaje se dispone en la parte más cercana al límite de acceso a la parcela, unos cincuenta centímetros por encima de la cota del resto de la casa adaptándose a la topografía original, minimizando, de esta forma, las necesidades de acondicionamiento del terreno para acceso rodado y contribuyendo a la privacidad de las zonas más domésticas.

Estas decisiones de partida permiten reducir la escala de la pieza ajustando la altura de las fachadas.

El programa se organiza con todas las estancias en torno a una principal que sirve de estar- comedor y cuenta con la posibilidad de ampliarse abriéndose por completo a un porche (sureste) flanqueado, también, por la cocina. La zona de estar comedor cuenta también con un hueco a sur y a esta misma orientación se abre el dormitorio principal, mientras que la cocina tiene cuenta también con doble orientación y las otras dos habitaciones se adaptan en planta para abrirse al este.

En el interior, las variaciones en altura y la forma en la que se establecen las relaciones entre los diferentes espacios contribuyen a una mayor sensación de amplitud.

Los gestos en planta responden a la búsqueda de la mejor orientación para cada una de las estancias primando las vistas sobre el valle y el bosque cercano.

El resultado es un único volumen bajo, compacto y anclado al terreno que, desde un punto de vista compositivo, juega con recursos comunes en las construcciones tradicionales (cerramientos pesados con textura rugosa que contrastan con paños de cierre ligero de entablado y carpintería de madera), y desde el punto de vista estructural se resuelve con un sencillo sistema de muros de carga y un armazón de cubierta de madera.

Para los acabados exteriores se ha utilizado un ladrillo de tejar cara vista pintado en blanco en la parte ciega de fachada, madera de iroko con acabado filmógeno traslúcido para la carpintería de huecos exteriores y el entablado de los cerramientos ligeros y teja cerámica curva como material de cubrición para la cubierta. Los canalones, bajantes, alféizares y piezas de remate se resuelven con zinc natural.

Las referencias a la arquitectura tradicional no son literales, sino que se traducen en soluciones que son fruto de una actitud respetuosa con el medio y las preexistencias de la zona.